Cuando los niños ¡atacan!
- Meli
- 27 nov 2017
- 4 Min. de lectura
Lucas está pasando por la etapa de alucinarse Hanibal Lecter y querer comerse a todos. Principalmente lo hace conmigo y con Emma y, aunque me paso de vueltas tratando de entender qué le está pasando, sé también que es parte de su desarrollo normal. Al ser tan pequeño (menos de 2 años) sufre de frustraciones al no poder aun comunicarse conmigo y no puede controlar sus impulsos, por eso es tan susceptible a reaccionar físicamente cuando algo no sale como él quiere.

Sabiendo todo eso, no puedo descuidar el hecho que todo eso está sucediendo y que debo de ser firme con él y hacerle entender que lo que está siendo no es aceptable y que hiere a los demás. Además, ayudarlo enseñándole otras formas de expresar sus sentimientos.
Busqué apoyo en amigas que han pasado por esto con sus minime y me ayudaron mucho sus consejos. También encontré información online para compartir con ustedes algunos tips que estoy segura les será de mucha ayuda:
¿Qué puedo hacer para controlar el comportamiento agresivo de mi niño?
Mantén la calma. No grites ni pegues a tu niño. Si le gritas, le pegas o le dices que es un niño malo, en lugar de refrenar su comportamiento, lo único que lograrás es enojarlo más y darle más ejemplos de cómo ser agresivo. Si, por otro lado, tu hijo observa cómo te controlas tú, ese será el primer paso para que aprenda a controlar su propio temperamento.
Establece límites claros. Trata de responder de forma inmediata cuando ves que tu niño se pone agresivo. Llévatelo del lugar donde ha ocurrido la agresión para que pueda pensar (a esta edad, uno o dos minutos separado de los demás es suficiente). Esto le dará tiempo de calmarse y, con el tiempo, relacionará su comportamiento con la consecuencia y sabrá que si muerde o da patadas se perderá la diversión.
Recompénsalo por su buen comportamiento. En lugar de darle tu atención solo cuando se comporte mal, procura "pillarlo portándose bien". Cuando le pida a otro niño que le deje subirse un rato al columpio en lugar de empujarlo, elógialo por haber expresado verbalmente lo que quería ("¡Qué bien le pediste que te prestara el columpio!") y, con el tiempo, se dará cuenta del poder de sus palabras.
Responde con consecuencias lógicas. Procura responder inmediatamente siempre que tu hijo se ponga agresivo. Si tu hijo empieza a tirarles arena o juguetes a otros niños en el parque, apártalo inmediatamente. Siéntalo a tu lado y explícale que podrá volver a participar cuando esté listo para jugar sin hacer daño a otros niños. No le des grandes sermones, a esta edad no es capaz de ponerse en el lugar de otro, ni cambiar su comportamiento con base en grandes razonamientos lingüísticos, pero sí logra entender la relación entre acciones y consecuencias.
Disciplínalo con constancia. Siempre que sea posible, responde a cada episodio de agresividad de la misma forma que lo hiciste la última vez. Al responder de forma predecible enfatizas un patrón que tu hijo aprenderá a reconocer y a esperar. Con el tiempo entenderá que siempre que se porta mal la consecuencia es un castigo.
Enséñale alternativas. Espera a que tu hijito esté más calmado, y háblale tranquilamente sobre lo que acaba de ocurrir. Pídele que te cuente qué pasó. Explícale de forma breve que es natural que se enoje, pero no está bien que lo demuestre pegando, pateando o mordiendo. Anímalo a encontrar una mejor manera de responder a sus sentimientos "con sus palabras" o pidiendo a un adulto que le ayude. Enséñale también a ofrecer disculpas, quizá al principio no sean muy sinceras, pero con el tiempo las irá comprendiendo mejor.
Limita su tiempo frente a la televisión. Los dibujos animados y otros programas diseñados para niños a menudo contienen muchos gritos, amenazas, empujones, y hasta golpes y puntapiés, a veces presentados como algo cómico. Varios estudios sugieren que pasar demasiado tiempo frente a pantallas, puede causar problemas de comportamiento en los niños a medida que crecen. A algunos expertos les preocupa también que el uso de pantallas electrónicas pueda interferir con el desarrollo social y emocional de los niños pequeños. La Academia Estadounidense de Pediatría (AAP por sus siglas en inglés) recomienda que los niños eviten por completo todo tipo de pantalla (incluyendo teléfonos, computadoras y tabletas) hasta que tengan por lo menos 18 meses (a excepción de conversaciones breves por video con adultos). Si tu niño tiene por lo menos 18 meses, limita su tiempo frente a pantallas electrónicas a no más de una hora al día y selecciona programas apropiados para niños de su edad, especialmente si tiene propensión al comportamiento agresivo. Mira la televisión con él, y obsérvalo mientras juega videojuegos en el teléfono o la computadora (o juega con él). Hablen acerca de los problemas que enfrentan los protagonistas de estos programas y juegos, y cómo los solucionan. No dejes la televisión siempre encendida y asegúrate de que tu niño no vea programas para adultos o niños mayores.
Proporciónale mucha actividad física. Seguramente te darás cuenta de que cuando tu niño no tiene la oportunidad de gastar su energía fuera de la casa, se vuelve un verdadero terror dentro de ella. Si tienes un niñito muy activo, permítele que corra, salte, haga volteretas o juegue a la pelota. Procura que estas actividades sean al aire libre, para que pueda gastar un poco de toda esa energía.
No temas buscar ayuda. A veces el coraje excesivo de los niños requiere más acción que la disciplina de los padres. Habla con el médico de tu hijo si notas lo siguiente:
Tu niño se muestra agresivo por más de dos o tres semanas.
Parece asustar o molestar a otros niños.
Ataca a adultos.
Tus intentos de aliviar la situación no parecen tener mucho efecto.
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Así que no perdamos la calma. Si queremos ayudar a nuestros peques, es mejor que nos vean tranquilos para así transmitirle esa sensación y no alterarlos más. De nosotros los padres depende a que le enseñemos a manejar sus emociones :)
Fuente: BabyCenter
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