La MADRASTRA
- Meli
- 7 mar 2017
- 1 Min. de lectura
Al principio, no quise encariñarme tanto con Fabri. Me fue difícil intentar no involucrarme tanto. ¿Qué pasa si esta relación no funciona? ¿Me extrañará? ¿Le habré causado un trauma? no sabía cómo responderme así que seguí en modo automático.
Recuerdo cuando les conté a mis papás de mi relación. Estaban contentos hasta que les solté la bomba “tiene un hijo”. Mi papá dijo: “No” – “Es diferente papá, él no tiene que compartir custodia ni nada…él es papá soltero”. Ahí cambió su cara. “Su mamá vive en Chile y él vive en casa de sus abuelos paternos, junto con su papá y sus tíos”. No pude interpretar lo que pudo sentir. Estoy segura que pensaba que eso no era lo que él quería para mí y yo tampoco lo soñé así…qué chica de 24 años diría “quiero conocer el amor y ser muy feliz con mi príncipe azul…¡ah! y con su principito también”.

Cada vez que tenía algún tipo de discusión con su papá (mi ahora esposo) y decía “al demonio todo” me acordaba de mi Fabri…de cuánto lo amaba a él y a su papá y que una discusión no podía destruir nuestra relación, nuestra aún-no-familia de tres. Así que decidí crecer. Crecer para dejar de pensar en mí misma y pensar por él y porque me necesita, al igual que yo a él.
No fue fácil, no ES fácil y me cuesta cada día (ahora menos) hacerme la idea de que tengo un hijo de 9 años, que a pesar de no llevar mi apellido, lo pone cada vez que llena un examen :).
Del Blog ¿Quieres ser mi amiga? Publicado el 01/07/2016
Comentarios