Confesiones de una mamá trabajadora

Mi recuerdo cuando éramos pequeñas, es el de mamá en casa. Ella nos llevaba y recogía del cole, nos daba el almuerzo y supervisaba que hiciéramos las tareas.

Hoy quisiera que mis hijos me recuerden de esa forma pero, tengo que trabajar.

La primera vez que sentí tristeza fue cuando Lucas comió por primera vez. El doc le mandó compota de durazno porque estaba muy estreñido y tuve que ver el evento por Facebook Video. Era la primera vez que mi gordito iba a probar otro alimento y no pude contener las lágrimas al verlo hacerlo mientras que yo estaba a 4km de distancia, trabajando.

La segunda vez fue cuando empezó a llamarme: “mamamama”. La tercera cuando se sentó, la cuarta cuando gateó, la quinta cuando se paró y la última, fue cuando #NanaHayde me envió un video de #Lucaslucasin dando sus primeros pasitos.

En resumen, me he perdido los mejores “primeros” momentos de mi hijo por tener que trabajar.

Esta es mi realidad, que seguro muchas otras mamás también comparten. Soy una mamá que trabaja, pero que apenas puede, sale volando a ver a sus hijitos. Sin embargo, no siempre llego feliz. Trato de hacerlo siempre pero hay días que el cansancio me gana y no puedo ni siquiera jugar con ellos. Gracias a Dios, mi esposo nota cuando no estoy con energía y me manda a dormir. Me dice que él se encargará de los chicos y que me vaya a descansar y al rato, llega con una bandeja de comida y algo para tomar. Él es mi roca y apoyo incondicional.

No me estoy quejando de mi trabajo, es más, estoy agradecida de tenerlo. Es solo que a veces me vienen unos momentos feeling en los que extraño a mis hijos y me apena perderme los mejores momentos de su infancia. No poder pasear por el parque en las mañanas, o llevarlos a algún taller, o recogerlos del cole y almorzar juntos. Me entristece pensar que cuando Lucas vaya al nido, no voy a poder recogerlo…pero mejor es no pensar en el futuro y mejor hacerlo en el AHORA. Quién sabe, a lo mejor mañana nos esperan mejores días…con fe.